Pongo Neruda en tu mano mi canción desesperada.
Del libro Mil poemas a Pablo Neruda
Neruda, se agota el mundo, se desgarra el universo,
paso intentando salvarme sobre la luz de los versos.
Para quien siembra una flor no hay premio ni beneficio,
vivir cultivando amor se estima muy mal oficio.
Neruda no me contento con ir vestida de moda,
muere mi yo sin sustento y el alma se me incomoda.
Yerran los ojos cansados, las miradas que no miran,
rostros desilusionados, mis ilusiones suspiran.
La noche me hace de techo y la mesa donde escribo,
le sirve de dulce lecho a los vocablos que vivo.
Tachar Neruda quisiera, como en este borrador,
todo enunciado que hiera de muerte al término Amor.
La palabra me desviste, toda mi silueta arde,
cuando te pienso Neruda en mí se enciende la tarde.
Porque me abrazas Neruda desde mi cuerpo me alzo,
y logro viajar desnuda, ¡qué libre mi pie descalzo!
Como nací me paseo viajando en la eternidad,
y en estas líneas cual reo, escribo mi libertad.
Me voy convirtiendo en nube, de la tierra me separo,
en un salto que me sube con ansia buscando amparo.
Huyo de la mezquindad, materia de cada día
construyo en mi soledad la casa de mi estadía.
Sueño porque todavía soñar no cuesta dinero,
trueco afecto y fantasía por la existencia que quiero.
Me acoplo a toda quimera sumando con alegría
y en la paz de mi ribera hago la quimera mía.
Pongo Neruda en tu mano mi canción desesperada
intento veinte poemas, que son la misma balada.
¡Neruda no me abandones! reza el ruego que murmuro,
¡Ven, recoge los suspiros que voy dejando al futuro!